Iglesia Evangelica Madrid

LA SALVACIÓN DEL ALMA, EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO, Y EL LEVANTAMIENTO DE LA IGLESIA

Vamos a considerar estas tres grandes verdades bíblicas: la salvación del alma, el bautismo en el Espíritu Santo, y el levantamiento de la Iglesia.

Algunos creen que en la salvación del alma también se recibe el bautismo en el Espíritu Santo; otros creen que si no se recibe el bautismo en el Espíritu Santo, tal cristiano no participará del levantamiento de la Iglesia. Veamos:

La Salvación del Alma:

  • Es un nuevo nacimiento, o un nacimiento de arriba, o un nacimiento del Espíritu. Juan 3:8; 1ra. Juan 5:1; Efes. 2:1; Quien nace de nuevo, verá a Dios.
  • Es una nueva vida, una resurrección, vida eterna. Col. 2:12; Efes. 2:1,6; Rom. 6:4; Jn. 3:16. Quien recibe esta nueva vida, es salvo y tiene vida eterna.
  • Es una nueva creación. 2da. Cor. 5:7; Gál. 6:15. Quien es hecho una nueva criatura tiene la vida de Dios.
  • Es una limpieza. Tito 3:4,5; Juan 15:3; Mat. 5:8. Quien ha sido limpio es salvo y verá a Dios.

De modo que, una vez que una persona nace de nuevo, recibe nueva vida, es hecho una nueva criatura, es limpio, es regenerado, es hecho hijo de Dios, tiene vida eterna, verá al Señor, sea por medio de la muerte, o por medio del levantamiento de la Iglesia. Es decir, para participar del levantamiento de la Iglesia, basta con ser salvo, vivir en santidad y obedecer la Palabra de Dios, aunque no haya recibido el bautismo en el Espíritu Santo.

La salvación del alma es para vivir eternamente en el cielo.


El Bautismo en el Espíritu Santo:

Es subsecuente a la salvación. Nadie puede recibir el bautismo en el Espíritu Santo sin antes ser salvos

  • Los apóstoles eran salvos (Lucas 10:20; Juan 17:6; 15:3), pero se les dijo que esperasen en Jerusalén hasta que fueran investidos desde lo alto. Lucas 24:49.
  • El apóstol Pablo fue salvo en el camino de Damasco ( Hechos 9:1-6), pero no recibió el Espíritu Santo hasta tres días después. Hechos 9:17.
  • Los samaritanos se convirtieron, fueron bautizados en agua, pero no recibieron el Espíritu Santo hasta que llegaron Pedro y Juan e impusieron las manos sobre ellos. Hechos 8:5-12,17.
  • Los «discípulos» en Éfeso eran salvos, luego fueron bautizados en agua, y después recibieron el Espíritu Santo. Hechos 19:2.
  • Jesús, hablando a los suyos acerca del Espíritu Santo, les dijo: «Está con vosotros y será en vosotros». Juan 14:16.

Es una investidura de poder sobre la vida del cristiano que le capacita para ser testigo eficaz del Señor. Ese es su propósito especial. Lucas 4:18,19; 24:49; Hechos 1:8; 4:8,31; 6:10,15; 8:29; 9:17; 11:24; 13:9; 16:6.


El Señor Jesucristo es el único Bautizador

Refiriéndose al Señor, Juan el Bautista dijo: «Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego». Mateo 3:11.

Simón el mago quiso comprar con dinero el poder orar e imponer las manos sobre los creyentes para que recibieran el bautismo en el Espíritu Santo. El Apóstol Pedro rechazó tal presunción, y le dijo que se arrepintiera, pues estaba en «hiel de amargura y en prisión de maldad» (Hechos 8:18-25).

Hoy en día, sin embargo, hay quienes, con un horrible desparpajo, están dando supuestos bautismos en el Espíritu Santo con lenguas programadas y repartiendo al por mayor supuestos dones del Espíritu Santo, como también supuestos ministerios.

Un predicador, evangelista o pastor no puede forzar al creyente para que reciba el bautismo en el Espíritu Santo ni para que hable en lenguas; mucho menos puede forzar al Señor para que bautice al creyente. Cuando esto se hace, los resultados son espurios, falsos.

Bíblicamente, lo que puede hacer un ministro de Jesucristo con relación a que el creyente reciba el bautismo del Espíritu Santo es enseñar, predicar, doctrinar, interceder, orar, e imponer las manos para conducir al creyente a la rendición al Señor, para fortalecer su fe y que esté en actitud y expectación de recibir de manos del Señor el bautismo en el Espíritu Santo, quien es realmente el único Bautizador. ( Hechos 8:14-17; 10:44-46; 19:1-6).

En las Sagradas Escrituras está bien claro que todos los dones y las promesas de Dios son condicionales. Dios hace las promesas y concede los dones, pero el hombre tiene que cumplir condiciones.

El bautismo en el Espíritu Santo es para vivir victoriosamente en la tierra.


El levantamiento de la Iglesia

 

¿Quiénes no serán levantados?

 
  • Los incrédulos, ateos, humanistas, Juan 3:18.
  • Los idólatras y falsos religiosos, Exo. 20:3-5.
  • Los ocultitas, brujos, hechiceros, espiritistas con todas sus ramificaciones, Deut. 18:10; Apoc. 21:8; 22:15.
  • Los impíos (una vez píos y ahora descarriados), 1ra. Ped. 4:18.
  • Los oidores pero no hacedores de la Palabra, Santiago 1:22-24.
  • Los creyentes nominales, Mat. 7:21.
  • Los creyentes mundanos, 1ra. Juan 2:15, Sant. 4:4.
  • Los que viven y andan según la carne, Rom. 8:1, 6-8, 13.
  • Los tibios, Apoc. 3:16.
  • Los que alteran y adulteran la Palabra de Dios, Apoc. 22:18, 19.
  • Todos los que están en estas listas, 1 Cor. 6:9, 10; Apoc. 21:8.

¿Quiénes serán levantados?

  • Los que nacen de nuevo, Juan 3:3.
  • Cuyos nombres están escritos en el cielo, Luc. 10:20; Apoc. 20:15; 21:27.
  • Por lo mismo, son ciudadanos del cielo, Fil. 3:20.
  • Viven una vida de santidad en su espíritu, alma y cuerpo, Heb. 12:14; 1 Tes. 5:23.
  • Están esperando al Señor, Fil. 3:20; 1 Tes. 1:10.
  • Los que están preparados, Luc. 12:37, 40; 17:34-36; Mat. 24:42.

Por todas estas evidencias podemos concluir que una vez que una persona es realmente salva y está viviendo en santidad, aunque no haya recibido el bautismo en el Espíritu Santo, participará en el levantamiento de la Iglesia.

Pero, a la vez, si un cristiano no ha recibido el bautismo en el Espíritu Santo, no puede vivir aquí en la tierra una vida cristiana victoriosa y llena del poder del Espíritu Santo para vencer la carne, al mundo, al pecado, a los demonios y al diablo, y ser un testigo eficaz de Cristo.

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